Visitando el palacio… O al menos intentándolo [Captura/Entrenamiento]

-Lo siento señor, debe pagar una cuota de mil pokeyenes si quiere atravesar la puerta principal y ver el castillo -le repitió por tercera vez el guardia de la entrada. Tenía mil, no quería gastarlos en ese viejo tacaño. ¡Ese castillo no valía sus mil yenes!  Todo el viaje a ese lugar para nada. Podría ponerse a mendigar, quizás así le diera pena al tipo que quería cobrarle, pero ya lo había hecho muchas veces. Llegó a Kalos por lo mismo, luego de que se diera cuenta que montarse en la espalda de Hut ahora que era todo un machote no era muy cómodo ni para él ni para el pokémon.

Había viajado de Kanto a Johto en su lomo, había hecho que Noctowl se metiera a su departamento a buscar comida y que de paso hiciera un desorden monumental (no se habían dignado ni en mandarle un mensaje, merecían eso y mucho más). No quería viajar largas distancias a expensas de su amigo y como ya estaban reabastecidos siguieron su rumbo a paso lento… hasta que eso ya no fue suficiente. Necesitaba salir de la región a como de lugar, seguramente sus padres sabrían que fue él quien saqueó su casa. Llegando a puerto pudo ver un barco dirigido a un lugar que nunca había escuchado: Kalos. Poco le importaba puesto que cualquier cosa era mejor que el sucucho de Johto.
El pasaje, sin embargo, la habría valido un ojo de la cara… Quizás uno de sus riñones y una que otra célula madre. Pensó en escabullirse muchas veces, pero la seguridad era demasiada. Rendido buscó entre sus cosas algún milagro. Una tarjeta de crédito brillaba en el fondo de su mochila, bajo un chocolate a medio derretir. Se había colado en lo que Noctowl había sacado días atrás. Debía usarla, a como de lugar.

-Le digo que no importa cuanto me ruegue, debe pagar como todos los demás -iba a preguntarle si podía pagar en carne, aunque se arrepintió. Vio por última vez el castillo, dio media vuelta y se fue por el sendero de la derecha. Aún se arrepentía de no haber sacado dinero de la tarjeta, ¿quién habría pensado que su padre la bloquearía luego de ver que han comprado un pasaje de lujo en un barco bajo su nombre? Bueno, no Victor, de eso se puede estar seguro.

La verdad es que no había prestado atención por donde caminaba y ahora se encontraba en un enjambre de pastos largos. Seguramente esta sería la venganza del guardia, molesto por ser molestado con su presencia. Le dolía en el alma no poder entrar (por tacaño) al palacio, quería celebrar que llevaba casi un mes viajando. No había mucho que celebrar, claro, no había entrenado casi nada a sus pokémon y ni noticias de concursos había escuchado. Quizás ya ni los hacían. En fin, dejó sus preocupaciones para después y se empeñó en salir de aquel lugar. Claro que tendía obstáculos en el camino.

De entre la espesura verde, vio unas pequeñas hojas asomarse. Le llamó la atención puesto que su tamaño no era comparable a los demás pastos. Eso lo hizo pensar que quizás sirvieran para algo: una planta curativa, por ejemplo. Sin más tomó la mata de hojas en un puñado y las levanto, sorprendiéndose de que fueran tan pesadas. Al final, apareció el cuerpo redondo de un Oddish.

-Ups, lo siento -dijo y lo volvió a dejar en su sitio.

Era un sitio tranquilo, perfecto como para planear un ataque terrorista hacia el castillo. ¿Quién pagaba una entrada así? Ni que el dinero sobrara en el mundo. Se estaba cansando, las hojas le abofeteaban la cara y hacía calor. Tuvo que cambiarse con una de las mudas de verano que robó Hut hace un tiempo, lo hacía sentir inseguro de que algún insecto o planta venenosa lo atacase y matase. Al poco rato de caminar pudo ver que había más gente por el camino, vestidos de la misma forma, vivos, así que dejó de darles vueltas al asunto.

El césped se movió y dejó salir un pokémon bello. Era bastante lindo, como un oso de peluche… Como un Cleffa.
-Bah, es imposible que sea salvaje… -se dijo. La verdad no quería enfrentarse. La verdad era en que no quería detenerse hasta encontrar el pokémon que lo había dejado encantado desde hace días. Espurr… No era una maravilla, de hecho esos ojos saltones eran espeluznantes, pero no podía dejar de pensar en tenerlo en su equipo. Había oído que estaba por el castillo aunque se había imaginado al pokémon viviendo dentro. En realidad era una idea imbécil. Siguió caminando ignorando al pequeño oso.

Los pokemon de ese lugar no parecían muy peligrosos, vamos que había tomado a uno sin su permiso y este se limitó a seguir durmiendo. Quizás no olían peligro en el su aura, por ser tan condenadamente bobo. Decidió que el próximo animal que viera sería perfecto para entrenamiento. Después de todo no había peleado con Noctowl desde que evolucionó. Quería ver su poder en acción, si es que este había mejorado y no era solo apariencia física.
-Bien, bien… -se repitió en voz alta-. Veamos que hay por este sector -cambió de dirección para no salir de los pastos sin encontrarse con su objetivo.

Lo sorprendió una línea en zigzag roja flotando en el aire. Debía ser un pokémon, de eso estaba seguro, uno sin ojos ni boca ni pies, sólo una línea flotante… ¿Tipo fantasma? Tomó una piedrita y se la lanzó. Rebotó mucho más arriba de lo que se esperaba y de la nada todo el espacio vacío que lo rodeaba se volvió verde, dejando ver la verdadera forma del pokémon camaleónico. Era bastante llamativo, a decir verdad, y la tentación de pelear y ganar era mucho más grande que la de huir.
-Bien Hut, ¡usa Vuelo! - y Hut voló tan alto como pudo.

PV: 65. /VS/ PV: 50.

Iba en picada cuando Kecleon se hizo invisible y a pesar de que podía verse todavía la franja roja flotar en el aire, era difícil recalcular hacia donde se movería. El movimiento fue un desastre, golpeó algo y le hizo daño, lo sabía, pero Hut se estrelló y terminó autolesionandose de todas formas. Mientras se incorporaba, el enemigo aprovechó para asestar un golpe de su parte.

-Noctowl, vamos, Cabezazo Zen -se mantuvo en tierra mirando a su enemigo a los ojos, desafiante.

PV: 40. /VS/ PV: 35.

La velocidad que usó el ave para tomar vuelo y atacar fue impresionante. Aún más sorprendente fue el hecho de que el enemigo lo resistiera y devolviera el daño usando Arañazo. Era fuerte pero Noctowl lo era más, estaba seguro de ello. La confianza entre ambos había crecido en el último tiempo.

-Noctowl, libérate de sus garras -su amigo seguía siendo arañado pero en un momento pudo volar al cielo- Usa ataque aéreo.

PV: 30. /VS/ PV: 20.

Debería haber previsto que la condenada cosa se haría invisible nuevamente pero era idiota, ustedes ya saben. Kecleon volvió a hacerse invisible, Noctowl bajó con más cuidado pero volvió a estrellarse sin antes asestarle al enemigo y que este de paso volviera a dañarlo. Sin embargo, el contrincante no se movía. ¡Habían ganado! El día partió bien para el par… obviamente borrando el hecho de que no pudieron recorrer el palacio por dentro.

PV: 10. /VS/ PV: 0.

Siguieron caminando mientras la recompensa de Noctowl eran unas bayas para recuperarse. Era la primera pelea que habían terminado más o menos bien en un buen tiempo y ahora tenían todas las baterías recargadas.

Luego de guardar a Noctowl en su pokebola, se le acercó un pokémon extraño… algo gordo con la mirada perdida. En realidad podría perteneces perfectamente al equipo puesto que se veía igual de bobo que el mismísimo entrenador. El Audino levantó su mano hacia la mano de Victor y le robó la mitad de baya que él mismo se estaba comiendo. Lo miró desafiante y luego siguió su camino. Esa fue la primera vez que un pokémon le faltaba el respeto… y claro, estaba seguro que no sería la última.

Se sentía bien estar rodeado de naturaleza tamaño extra grande porque a pesar de todo podía ver el cielo con claridad, no como en el bosque de Kanto. Eran ambientes totalmente distintos… Aquí había bastante gente y no solo ese chiquillo extraño que le entregó dinero. Se preguntó fugazmente si habría salido del bosque a salvo, tendría que haber revisado las noticias antes de alejarse de la región.

Ya se había cansado de caminar esperando que algo apareciese, así que él mismo se puso a rebuscar por ahí en busca de cualquier cosa y cualquier pokémon. En eso, sintió como su mano colisionaba con algo que no era maleza ni césped.

Su mano tocó el costado de un cuerpo cálido y peludo. Esperaba que no fuese la cabeza de alguien porque esa escena simplemente se vería muy mal. En vez de eso (para su fortuna o desgracia) el pokémon rápidamente se giró y mordió su mano. Estaba claro que no se iría así como así. Salió de su escondite y enfrentó a su perturbador, este atinando a sacar a Noctowl de su pokebola. El ave salió estirando completamente sus alas, haciéndolo ver mucho más grande de lo que era en realidad. Eevee dudó pero decidió quedarse en la batalla.

PV: 65. /VS/ PV: 50.