Los Fantasmas de la Torre Quemada (Priv Aysha/Entrenamiento/Captura)

Mis pies me habían traído de vuelta a casa sin darme cuenta, y no era mi destino, la verdad. Ni siquera sabía dónde había perdido a Izz, y no me atrevía a volver a casa yo sola.
Además, lo mejor sería volver a ponerme en camino cuanto antes.
Dejé de observar la tienda en la que trabajaba mamá y miré alrededor, buscando un camino a seguir. Mi pokénav no daba señal así que no supe qué hacer para localizar a Izz, tal vez lo mejor sería llamarla desde el centro pokémon o...
Sin embargo, mientras paseábamos por unas calles que conocíamos de memoria, Eevee salió corriendo hacia la torre quemada. Me asusté mucho cuando escuché gritos de auxilio desde dentro. Yo siempre le había dicho a Izz que no había fantasmas y que las leyendas sobre ruidos dentro de la torre eran solo rumores, que los fantasmas no habitaban en ella, pero sin embargo admito que se me puso la piel de gallina al escuchar sonido dentro.
Eevee, por otro lado, saltó y comenzó a raspar en la pared. Sabía que no había forma de abrir la puerta principal, llevaba mucho tiempo atascada, pero sí que había visto a pokémons entrar y salir de ella por una de las ventanas.
No sabía quién podía estar dentro, pero me daba la sensación que debía encontrarla. Me encaramé a la ventana y, tras un buen intento de trepar y lograr forzar los goznes de la ventana, me adentré.
Estaba muy oscuro pese a que acababa de entrar por una ventana y el sol alumbraba con fuerza fuera. Me pasé la lengua por los labios, preocupada.
-¿Hola?¿Hay alguien ahí? Me pareció escuchar a alguien pedir ayuda...- No sé si había hablado lo suficientemente alto, pero la verdad es que, estando dentro, no me apetecía despertar a quien pudiese descansar ahi.

Aparecen pokemon salvajes

Mentiría si omitiera el dato de que me sobresalté al escuchar respuesta. Estuve a punto de salir por la ventana de nuevo, pero sabía que, ya que había llegado hasta ahí, lo mínimo era ayudar a la persona pidiendo auxilio. Evidentemente la pobre necesitaba ayuda.
-No veo dónde está...- Susurré, más para mí que para nadie. Eevee se acercó a mí y volví a saltar, asustada. Me latía el corazón muy rápido cuando la joven se colocó a escasos centímetros de mi cara, y estoy segura que sufrí un microinfarto.-¿La puerta? Pero si la puerta está bloqueada, normal que no pudieras entrar...-  Un escalofrío recorrió mi espalda mientras casi rezaba porque estuviera bromeando.-Estamos en la torre quemada. Ya sabes, la de la leyenda del fuego, el rayo y el agua...
Tenía los pelos de punta y estaba escuchando pasos a lo lejos, me acerqué a la joven, asustada, y entonces los vi.
Un Girafarig y un Misdreavus se acercaron. Titubeé, pero Eevee se adelantó y enfrentó al Misdreavus. Suerte que era un pokémon tipo normal, sus ataques no afectaban a Eevee. Sonreí, algo más confiada.
-Eevee, usa mordisco.- Sonreí, volviéndome a girar hacia la joven.- Tranquila, me encargo yo del tipo fantasma, Eevee tiene ventaja. Encárgate tu del Girafarig. Seguro que entre las dos podremos con ellos.

vs
60 Pv - 50 Pv

PV 50 VS PV.40 {5+5 por ventaja}

vs
60 Pv - 45 Pv

PV 50 VS PV.30

vs

50 Pv – 20 Pv

De nuevo la pokéball sobre el suelo. Resulta interesante comprender que los ataques normales no afecten a Misdreavus pero sin embargo pueden ser alcanzados por la pokéball.
No sé si tal vez aquella vez no me vi tan intimidada por la pokéball porque estaba más curiosa que otra cosa, o simplemente porque sabía que me iba a salir bien. Simplemente me agaché a ver la pokéball, recogiéndola con ilusión, mientras cogía a Eevee entre mis brazos, cariñosa.
Guardé la pokéball en mi bolso, dejando al Misdreavus descansar, mientras llevaba a Eevee entre mis brazos hacia la joven. El Magmar llevaba una clara ventaja. Sonreí, mirando a la chica.
Sin embargo, el último puño fuego no dio en el blanco, y me puse algo nerviosa.
- ¿Necesitas ayuda?- Pregunté, e un susurro. Sabía que aún así había mucha ventaja, pero no estaba de más preguntar y ser educada.

vs

35 Pv – 25 Pv

vs
50 Pv – 20 Pv

vs
30 Pv – 10 Pv

El combate fue más duro de lo que pareció, pese a que la joven no quiso que la ayudara o acabase yo con el pokémon. Al parecer su magmar era demasiado orgulloso, como para no finalizar una pelea, fuera el resultado que fuera.
Pero la cosa se complicó y la joven cambió a un Ponyta. Algo me decía que le gustaban los pokémon tipo fuego.
Tras dos turnos en los que el corazón se me puso a flor de piel, y alzando la cabeza para ver al Girafarig manteniéndose en pie a duras penas, acabó el combate.
Se sentía el calor de las llamas del Ponyta y de sus ataques tipo fuego, y cuando el Girafarig decidió que era buena idea escapar, con la cola chamuscada, todavía quedaba el aroma del fuego en el ambiente.
- Vaya... ha sido un combate duro.- Comenté, sorprendida. La verdad es que tuve suerte de enfrentarme al Misdreavus, a saber cómo habría acabado Eevee contra ese Girafarig.- Bueno, será mejor intentar salir de aquí antes de que ese Girafarig se chive y acabe viniendo toda una horda de pokémons a por nosotras- Bromeé, aunque una parte de mí tenía claro que esa era una posibilidad.- Por cierto, soy Aysha. Lamento no haber podido presentarme antes- Sonreí, extendiendo la mano hacia la joven.