[Entrenamiento/Captura] El lugar que dejo atrás

Aquella mañana comenzaba con nerviosismo para el joven Drake, quien estaba apunto de dejar su ciudad natal para salir de nuevo de aventura con su nuevo pokémon, Riolu. Sus abuelos tocaron a la puerta para enseñarle a su nuevo compañero. El pequeño y tímido pokémon se encontraba detrás de su abuela, la cual le dio dos palmadas para que fuera a ver a Drake. El primer encuentro entre ambos fue extraño, ninguno de los dos sabía que hacer y, en el caso del entrenador, tampoco que decir. Todo acabó con un sonrisa y con un golpe de puños, inaugurando su amistad. Las horas pasaron y ambos ya estaban preparados para salir del pueblo, cargados con la mochila y con cinco pokéballs en el cinturón. Además, su abuela le otorgó un regalo, un huevo pokémon que, según ella, le haría muy feliz cuando saliera del cascarón. Ojala fuera así. Entonces allí apareció su anterior compañero, el Machamp que tanto había entrenado para que fuera el más fuerte, hoy pasaba a ser el compañero de su abuelo, dueño de las aguas termales y fanático entrenador. Con una despedida enternecedora, salieron Riolu y Drake por los bosques nevados de la ciudad Puntaneva. Entonces, al entrenador se le ocurrió que sería bueno para estrechar lazos el hacer un combate por la zona, como despedida a la región Sinnoh, a la que algún día volvería. Iba a recorrer de nuevo todo lo que había vivido con Machamp, tanto Johto, Kanto, Hoenn y Teselia, acabando por Kalos y Vaffost. Entonces y solo entonces, volvería a Sinnoh para enfrentar otra vez a los campeones de los gimnasios y de las ligas.
Volviendo al momento presente, ellos ya estaban muy metidos en el bosque, helado como siempre, y con pokémon ocultos por la zona. Drake comenzó a buscar por los alrededores, vigilando que Riolu no se podía perder. El viento comenzó a aparecer a través de las hojas de los abetos nevados. El frío le penetraba por todos los lugares, estaba deseando desaparecer de aquel lugar, ya que odiaba el frío. Riolu se subió a su cabeza y comenzó a mirar como un explorador -¿Ves algo?- dijo su entrenador mientras continuaba mirando, esperando a que saliera algún interesante pokémon de esos que había convivido toda la vida.

Oh, vaya, un Cherubi. Drake no era un gran amante de estos pokémon pero aún así sería interesante tener uno en el equipo por el tipo al que pertenecían. Riolu salto de la cabeza de su entrenador cuando este hijo un movimiento con las manos -Riolu, usa Palmeo- el pequeño fue corriendo con la mano en alto, pero el pokémon cereza se había percatado de su presencia y comenzó a cargar una Energibola para lanzarsela a su rival. ¿Cómo acabaría la cosa? El joven pokémon se acercó a su rival, estaba a punto de golpearle, en cuanto este soltó la bola y se dirigió a su cuerpo, ¿sería capaz de esquivarlo?

El lobo azul enmascarado golpeó ferozmente a la cereza pero, con rapidez, Cherubi le respondió con su esfera verde, la cual impactó con más fuerza y poder que el otro ataque. Riolu salió volando y cayó al lado de Drake quien le ayudo a levantarse ya que estaba muy herido. Al parecer el poder de la cereza era más grande de lo que se creían y si no hacían algo perderían este primer combate, aunque no será nada bueno para su fama. Riolu comenzó a carga energía entre sus manos, creando una esfera azul que emanaba energía por doquier. Cherubi creó una nueva esfera verdosa y ambos pokémon se prepararon para atacar, ¿quién saldría victorioso?

La esfera de Riolu impactó contra Cherubi, haciendo mucho daño a su rival, aunque este volvió a responder, golpeándole con el mismo ataque que anteriormente. Los pokémon se pusieron de nuevo en pie y Riolu comenzó a correr generando una mano fantasmal, llamado Garra Umbría. La cereza mientras usó Gigadrenado contra él. El frío aumentaba pero parecía que a aquellos seres no les importaba, estaban tan centrados en el combate que no se preocupaban por el clima. El entrenador cogió una pokeball y la preparó para capturar al rival al que se enfrentaba su pokémon inicial.

Riolu cayó derrotado por ese ataque y el Cherubi escapó de su captura, huyendo de la zona por haber salido victorioso. Drake frunció el ceño y lo metió en la pokéball, dirigiéndose al Centro Pokémon más cercano. Al parecer no saldría ahora mismo del pueblo, tardaría un poco en coger el avión para dirigirse a Johto, donde verdaderamente comenzaría su aventura. Era hora de salir de aquel bosque para volver en un tiempo, tal vez días, semanas, meses o años. Drake salió corriendo y se dirigió a la ciudad donde, a las afueras, le esperaba el susodicho trasporte para la otra región.