Cuando una pequeña Lyra se pierde... (Privado)

La noche anterior a ese día a Serena no le había quedado bien un peinado en Lyra, quizá era porque su cabello no era muy largo… Aunque nunca le pediría que se lo dejara crecer, su hermanita era demasiado adorable con sus cabellos cortos. Después del fracaso, ese día en la Ciudad Fucsia quería buscar una nueva revista de peinados, o ir con el estilista para preguntarle un poco sobre las tiendas de ropa de aquel lugar.

Mientras paseaba con su hermanita varias personas se le quedaban mirando mientras pasaba, aunque la verdad era normal para ella. Sus ropas siempre eran de la mejor calidad y bastantes bonitas. Su atuendo de ese día eran unos pequeños shorts café claros, con tenis blancos, y para complementar una blusa color rosa pálido. Ah… cómo le gustaba la ropa y el buen estilo, sin embargo sabía que llegaría un momento en el que tendría que dejar de comprar tanta ropa… pero… su ropa…

Suspiró y parecía haber escuchado una voz conocida, pero sin prestar atención continuó su camino hacia alguna tienda de moda o estética. Aún metida en su mundo, no paró hasta llegar frente a un puesto de comida.

—Oye, Lyra. ¿No quieres que comamos algo? —preguntó, pero nadie parecía responder.

Sintiendo la molestia de ser ignorada por su hermana, volteó quedándose sin aliento.

—¿L-Lyra? —la llamó, pero parecía que había sido comida por un fantasma.

Algo le pegó en el estómago, pecho, cabeza… ¡En todas partes! ¿Qué era? ¡Qué era! No, no. Su hermanita estaba bien, estaba con ella, a su lado, sin ningún rasguño…

Mirando a ambos lados y a su alrededor las sospechas fueron confirmadas y el terror la acaparó. Su hermanita… no estaba. Sentía ganas de gritar, de correr, de llorar. Simplemente no podía describir las emociones que cruzaban por ella.

Su hermanita, su Lyra, la pequeña que siempre estuvo con ella y que había prometido cuidar se perdió y todo era por su culpa. Tenía que haber puesto más atención para ella. Mientras miraba el piso totalmente perdida, varios chicos se acercaban para hablarle, pero al verse ignorados se iban y la dejaban sola. Nada podía alegrarla, tenía que hacer algo para encontrarla…

¡La policía!, logró razonar, pero ella sabía que no podía. ¿Qué tal si le preguntaban su apellido y las enviaban de nuevo con sus padres? ¡No, no, no! Tenía que hacerlo por ella misma.

Reprimiendo todas sus emociones compuso su careta de frialdad, iba a preguntar por su linda hermana, seguro que alguien debió haberla notado o visto… o lo que sea… ¡Lo que sea!

—Disculpen —pidió a algunas personas que estaban cerca—, ¿no han visto a una niña de cabello castaño parecida… un poco… a mí?

La verdad era que Lyra y ella no se parecían mucho, ambas eran pálidas con ojos castaños, pero lo demás era totalmente diferente. Su cabello era rubio, y la pequeña era castaña, una de estatura normal y la otra más pequeña…

¡Ah! ¡Tenía fotos de su hermanita!

Pero, después de un tiempo nadie parecía haberla visto, Serena podía ser muy fría y sin sentimientos, pero cuando trataba de su Lyra… Unas pequeñas lágrimas empezaron a agolparse en sus ojos.

—¿Y ahora qué haré?

Exacto… ¿ahora qué haría? Su vida no tendría sentido sin ella.

Ya hace unos días atrás, el joven venía de Ciudad Cerulean, donde pasó la mayoría del tiempo en una misteriosa cueva, que para no entrar en detalles,, fue muy beneficiosa para el equipo pokémon, y para unir lazos de amistad con este. Pero para el joven, ya consideraba que era tiempo de darse un pequeño descanso de tanta invesitgación entre las regiones. Su destino fue marcado hacia el "Centro" de Kanto, una gran urbe de la región, Ciudad Fucsia, entrando a la ciudad, podía escuchar el sonido de la gente hablando por todos lados, pero no era una ciudad tan escandalosa, como lo su hogar, Ciudad Porcelana. En este epicentro de Teselia se podrían encontrar en todas las calles música pop, gente realizando espectáculos, y el olor del mar en la zona de puertos, cosas muy familiares para el joven de cabello verde.

Dejando de lado su tierra natal, el joven comenzaba a observar las variadas arquitecturas de Ciudad Fucsia, estaba claro que era una ciudad muy bien planeada, aunque la limitación tan cercana con Ciudad Azafrán, otra urbe un poco más poblada, aunque eran ciudades muy parecidas. El joven N comenzaba a caminar en las aceras, observando los grandes edificios.  Impresionado por la cantidad de personas que había en la calle, ya sabría por qué tanta gente vive allí, o más bien, la transita, así siendo un paso para llegar a Ciudad Cerulean, ya que no hay otra ruta, a menos que se vaya desde una gran montaña situada cerca de Ciudad Plateada, pero es un camino muy difiícil de pasar.

Para variar, el joven seguía caminando entre las personas, cada vez los caminos por donde pasar se hacían más estrechos, las personas acumuladas generaban que los espacios fueran minúsculos, y N tenía que hacer el esfuerzo por intentar pasar. -Jo... Cuanta gente hay...- El joven pensaba en voz alta para sí mismo mientras realizaba sus hazañas pasando entre las personas.

N  fácilmente podía notar y ver detenidamente los rostros y rasgos de las personas, jóvenes con peinados alocados, disfrazados de personajes de comedias de televisión, y por qué no, una joven rubia con un estilo peculiar. En los momentos que pasó al lado de esta chica, el joven de cabello limón, sintió una pequeña comezón al nivel de su cuello.

Intentando rascarse levemente, y sin darse cuenta, hizo que se soltara el seguro que tenía de un collar con un pendiente en forma de planeta, con dos anillos, algo bastante peculiar. Este pendiente cayó cerca de la joven rubia, pero claro estaba, que el joven entre toda aquella gente, no notaría que se le cayó su collar, así, siguiendo hasta llegar a una plaza, que por lo menos, no estaba tan llena de personas. Ya que tenía la oportunidad, N decidió comprar un pequeño helado, para darse un gusto. Posterior a esto, se sentó en un amplio espacio de hierba, para degustarlo mientras miraba el cielo, y el paisaje urbano en el que se encontraba.

Mientras pensaba en cómo encontraría a Lyra en aquella ciudad, su vista logró captar un objeto caer, levantando la mirada con rapidez sospechó que era de alguien con cabellera verde, aunque no pudo observar su cara. Fue hasta donde el objeto se encontraba, el cual era un collar, y recogiéndolo fue a buscar a su dueño.

Encontrar a Lyra era demasiado importante, pero ese collar bastante peculiar también debía tener valor para su dueño. Lo bueno es que había logrado ver el su cabellera, y ésta al no ser común le haría el trabajo un poco más fácil.

¿Hacia dónde se había dirigido aquel muchacho? No recordaba muy bien, guardando el collar en una pequeña bolsa, fue hacia los lugares más cercanos que estaban allí. Sin embargo, él no aparecía. Soltando un suspiro se dirigió al parque a sentarse un pequeño momento, ya seguiría buscando, de todos modos cuando aquel joven se diera cuenta regresaría cerca de allí para encontrar lo que perdió, ¿no?

Al llegar fue directo a las bancas donde tomó asiento, sacó el collar y lo observó un rato, era bastante bonito. Según los estudios que tuvo con sus padres, ese era un planeta llamado Júpiter, sus colores eran bonitos y el trabajo era bastante bueno. Nuevamente suspiró mirando a toda la gente, aquel lugar no estaba tan lleno como esperaba. Había niños con sus pokémon que estaban acompañados por sus madres y en algunos casos padres; algunas parejas sentadas juntas, amigos…

En su campo de visión se coló alguien de cabellos verdes, abrió sus ojos sorprendida y casi ríe con fuerza por la suerte que le había tocado. ¡Ojalá fuera él!, ya que entregara el accesorio buscaría como loca a su hermana pequeña. Se levantó de la banca, dirigiéndose a aquella zona de hierba, mientras más se acercaba, más curiosidad le daba el joven sin saber por qué… Quizá era el cabello, pensó, pues… ¡Ese color no era normal! ¿Se habría teñido? A lo mejor quería combinar sus ojos… pero…

—Eh… Disculpa —le llamó —. Bueno, no sé si esto sea tuyo así que… —mostraba el collar como si se tratase de una vendedora—. Yo… quería devolverlo en ese caso.

No sabía muy bien qué decir, Serena nunca había sido muy platicadora con nadie, quizá Lyra era la única excepción porque ésta siempre decía cosas divertidas y la invitaba a hablar más.