[Captura] El comienzo del mundo.

Con una pokéball en la mano, un entrenador caminaba por aquellos lares dejados de la mano del señor, un hombre sin escrúpulos, un ser de impuro corazón que bien se le podría considerar un vagabundo o algo similar. Una persona vestida con ropajes pintorescos y dejando ver partes del cuerpo musculado que bien le había costado poseer. Un don juan sin duda y alguien sin mucha inteligencia ya que no había tenido control alguno sobre sus actos al adentrarse en la entrada de una ciudad rodeada en penumbra. – ¡Seremos los más fuerte…! - gritaba eufórico nuestro entrenador al son que sus pasos le llevaban hasta la entrada de una torre-. Un pequeño pokémon le sobrevolaba a su lado, contento como él, zarandeando su cuerpo y sacando la lengua como si poco le importara ser visto y envolviendo en oscuridad el ambiente ya que parecía no controlar muy bien sus impulsos fantasmagóricos. - Shuppet, seremos los más grandes. Dime la verdad ¿Estás deseando ganar la primera medalla? Arrasa con todo y generoso no seas. No mientas, me has traído aquí porque da miedo y odio el terror... - expresaba nuestro joven de negros cabellos mientras caminaba al lado de su fiel amigo y mostrando miedo ante la entrada tan espeluznante que se mostraba en aquellos momentos-.

El tamaño de los pilares y el clima provocaba que el anonadado entrenador quedara impregnado en aquel estado de estupefacción y asombro. – Grandes, muy grandes. – con los orbes de un tamaño descomunal, Adler miraba aquel edificio el cual terminaba por mostrar una niebla en su interior tan extraña y, a la vez, fascinante-. La luz lunar se podía percibir entre las ventanas y el cantar de los pokémon nocturnos ensordecían aquel pesar tan amargo que era estar eufórico y no saber en realidad donde se encontraba. Adler había salido de aventura para obtener el título de campeón pokémon, su primer objetivo la medalla de la ciudad más cercana pero con tan mala pata de haberse encontrado con el capricho de su amigo. Shuppet estaba demasiado mimado por su entrenador haciendo que todo lo que pidiera fuese concedido por Adler.

Sus pasos terminaría por adentrarse en el interior de aquel aparente cementerio sin perder el rumbo. - Shuppet, imagina que nos encontramos con otros de tu especie. Debes vencerlos y hacerte el macho alfa. - interactuaba el entrenador motivando a su pokémon hasta el punto de hacer que su silueta se viera más tenebroso que de costumbre-. No hay que tener miedo amigo... te protegeré, eres mi amigo - un cariñoso Adler recogió a Shuppet del suelo colocándolo sobre su cabeza-.

Destino, juego de azar, la suerte había querido que nuestro entrenador se encontrara con un rival, con su primer pokémon salvaje; con el enemigo de su Shuppet, con la fuente de poder que podría capturar o no.

El ambiente oscuro de aquel cementerio no fue anulado al ver como una silueta se presentaba frente a nuestros protagonistas. Adler padecía miedo desde que en su más tierna infancia se perdió en el cementerio de su ciudad; terminó estando solo durante dos días, en la tenebrosidad de la soledad hasta que algo le salvó, hasta que un pequeño ser le ayudó, hasta que la luz postró ante él. El tiempo se acortó hasta que Adler pudo escapar siendo un niño de aquel cementerio, no estaba solo, había un Shuppet con él, su amigo, su confidente, la única entidad con la que había hablado en el interior de aquel oscuro recuerdo. Los ojos de Adler volvieron al presente para así darse cuenta de que ya no estaba solo. Su fiel compañero no parecía estar en desacuerdo pues su pequeño y flotante cuerpo se posó frente a su amo dejando las distancias apropiadas con las del pokémon recién llegado.

– Shuppet… no bajes la guardia… no tengo miedo… te juro que no tengo miedo… - expresaba el entrenador mientras las piernas le temblaban-. ¿Cómo era que un chico tan miedica se había atrevido a adentrarse hasta un lugar tan oscuro? Shuppet, su fiel amigo necesitaba regresar a lugares familiares y no le daría una negación a su amigo mimado. El joven de negro cabello extraño un objeto similar a una calculadora de color rojo, la pokédex sería el principal utensilio para salir de dudas, Adler necesitaba saber qué clase de pokémon era el que estaba viendo. Una especie de sol negro y ojos penetrantes. – Gastly, el pokémon gas. Gastly nació a partir de gases venenosos que asfixiarían a cualquiera que se viera envuelto en ellos. Su etéreo cuerpo está hecho de gas. Puede envolver a un oponente de cualquier tamaño hasta ahogarlo. – se pudo escuchar en la pokédex mientras Shuppet se movía lentamente-.

Antes de poder seguir con aquella amplia aventura, el pokémon recién llegado se lanzó hacia Shuppet con amplias ganas de batirse en duelo. – Shuppet, no perderemos… esquiva su ataque y… bola sombra. – dio las órdenes mientras parecía verse como el miedo desaparecía en nuestro protagonista-.

Los ojos negros de nuestro entrenador pudieron divisar dos actos, dos acciones, una tras la otra y sin vacile alguno. Gastly, el pokémon enemigo presente, no tardó en lanzarse en carrera contra Adler, no parecía querer atacar a Shuppet, el pokémon fantasma pretendía atacar al humano. La pokédex bien había explicado que era costumbre en dicho pokémon el atacar a los humanos y dormirlos con su gas al son que los envolvía. Adler hubiera terminado siendo derribado por aquel gas si su fiel amigo no se hubiera interpuesto en medio del ataque. Shuppet recibió el daño mientras Adler no sabía que hacer, que decir o que pensar. El Gastly había hecho que el ataque de rival no surtiera el efecto necesario, la bola sombra ni tan sólo había logrado ser lanzada.

– ¡Shuppet! –exclamó el entrenador mientras socorría a su amigo tendido en el suelo tras aquel golpe-. Gastly, por otro lado, seguía activo, lleno de energía y burlón mientras sacaba la lengua como si nada le importante, como si estuviera contento de ver el sufrimiento ajeno. - ¿Puedes continuar? –preguntó Adler con preocupación-. No dudaría en salir de aquel cementerio con su amigo en brazos aun cuando el miedo era presa de él, no le gustaban los lugares oscuros y eso no hacía falta explicarlo pues ya se le podía ver así de aterrado. Shuppet asintió con el rostro magullado elevando su cuerpo y colocándose frente a Gastly y Adler; estaba listo para seguir peleando, estaba listo para ganar.

– Bien… Shuppet ataca con bola sombra. –ejecutó la orden con determinación-. Gastly no quedó frenado pues no dejaría que Shuppet fuese el único en atacar. Este ejecutó también una bola sombra que fue directa a impactar contra la de Shuppet. Ahora sólo quedaba saber ¿Cuál de las dos era más poderosa?

Cuando una situación no empezaba bien, nada ni nadie podría evitar que aquel combate se viera afectado por la mala suerte y como el destino había jugado con nuestro joven entrenador. Nada más que ser testigo de cómo la bola sombra de Gastly lograba vencer la de Shuppet y seguir adelante hasta impactar de nuevo en su fiel amigo y compañero pokémon. La luz que se formó en aquel momento dejó cegado a Adler al son que su cuerpo se paralizaba ante el miedo de ver como un Gastly había terminado aquel combate en un estado perfecto. Mala suerte seguida de acciones piadosas que pudieron engañar a todos los presentes, los ojos rojos de aquel pokémon se postraron en Adler, parecía querer atacar mas algo le detuvo, una mirada de odio y rabia enfundada por el propio entrenador. Gastly se había quedado paralizado pues no entendía como un muchacho que había actuado con cobardía momentos ahora era capaz de infundir tanto miedo.

– Lar-go… -agraviada su voz parecía tratarse de un demonio, de una persona no humana y capaz de hacer lo posible para que un Gastly supiera que no se debía andar con tonterías con aquel joven. Nuevamente, los ojos rojos de Gastly perdieron en la sombra dejando intacto al humano, no parecía querer seguir con su combate, estaba demasiado asustado. – Shuppet ¿Estás bien? –una pregunta estúpida pues su fiel amigo no respondía-. El entrenador recogió a su amigo mientras salía de aquel lugar. Algunos pokémons se presentaron ante él pero ninguno se atrevió a atacarlo, parecía que el miedoso muchacho había sacado una personalidad diferente, una personalidad que sólo salía en momentos de extremo peligro o cuando era testigo del daño a un fiel amigo.

Gastly: 40-0 = 40
Shuppet: 40-15-5(Por tener ventaja) – 20-5 = 0 (K.O.)

40/40 Gastlyvs Shuppet 0/40

Una semana, el tiempo había trascurrido mientras Adler descansaba en un centro pokémon junto a Shuppet. Las heridas habían logrado sanar con cautela pero sin mucha velocidad. El entrenador de negro cabello y sombrero pintoresco quiso seguir el camino hasta la ciudad más cercana donde entrenar pero su amigo, su compañero de aventuras le exigió regresar. La cabezonería de Shuppet era atroz y así seguiría hasta que Adler cediera. El regreso a la torre cementerio sería suficiente como para que aquel Gastly se las volviera a ver con Shuppet. En una semana habría cambiado mucho las cosas. – No me convence regresar aquí… Espero que estés seguro de esto Shuppet. –alegó el joven entrenador mientras notaba como ña niebla regresaba, la nostalgia del momento se esfumó para dejar pasar una nueva silueta-.

Nuevamente, el destino había querido que nuestros protagonistas se encontraran con Gastly ¿Cómo sabía que era el mismo que la otra vez? Simple, Shuppet lo sabía, los olores eran el mismo y un pokémon no olvida al enemigo que le venció. La mirada de Shuppet lo decía todo, estaba lleno de energía de ganas por pelear de nuevo con su aparente rival y enemigo. Adler no sería quien para negar aquella emoción que se podía ver en el ambiente, la ira de un Shuppet que anhelaba venganza y la valentía de un Gastly al querer batirse de nuevo con la persona que le había aterrorizado.

– Shuppet… adelante… acaba con él. –la seriedad de su voz indicaba que aquel combate tomaba inicio-. El pokémon tipo fantasma no esperó, no dejó tiempo a que Gastly se le adelantara, su primera ofensiva fue lanzar una bola sombra contra su objetivo. Adler no había hecho falta ordenar nada, su fiel amigo sabía lo que había que hacer y cuando hacerlo. El enemigo presente no dejó que el miedo le aturdiera, su objetivo era volver a vencer a Adler y su Shuppet. De nuevo, como si no hubiera pasado una semana desde entonces, dos Bolas sombra volvían a ser lanzadas mientras la espesa niebla impedía que Adler pudiera ver con claridad.

Como si nada hubiera cambiado, aquel Gastly seguía siendo tan fuerte como antaño. Su ataque había logrado acertar en Shuppet pero con una diferencia, la pequeña e insignificante bola sombra de nuestro amigo logró impactar en él para la sorpresa de Adler. – ¡Bien Shuppet, por fin logramos hacerle daño! –exclamó Adler mientras veía como Gastly se resentía por aquella ofensiva acertada-. No se podía negar que Shuppet tenía graves problemas con su combate pues la potencia de su rival era superior y eso se veía reflejado en los rasguños en su cuerpo. Nada más que esperar era lo que se podía hacer, nuestro entrenador anhelaba el momento en que su pequeño amigo pudiera combatir y vencer todo lo que se encontrara en su camino.

Pelear con o sin ganas pero vencer pues el bien de ambos se encontraba en el momento en que fuesen campeones de la liga. Las ganas de seguir aquella batalla se hacían cada vez más grandes hasta el punto en que la niebla se estaba marchando, dos sujetos batallando en un momento donde la verdad importaba bien poco, donde la justicia sería de quien se levantara primero del suelo. Donde los rayos de oscuridad inundaban la zona mientras único humano presenciaba la cruenta batalla entre fantasmas. – Shuppet… - asintió el entrenador mientras hacía que su fiel compañero lanzara, de nuevo, un ataque bola sombra-. Gastly devolvería el ataque aquel con su nuevo poder, un ataque tinieblas.