Llegamos a Ciudad Malva {Aysha}

Aysha había tenido que irse antes que yo a curar a Eevee, pero yo al final también necesitaba pasar por el centro pokémon, porque Cyndaquil había sido debilitado pese a vencer. Agarro en brazos a Cyn y salgo corriendo, la suerte es que estamos bastante cerca de Ciudad Malva, el lugar a donde fue Aysha. Entro al Centro Pokémon y la veo sentada en una de las mesas mientras bebe café, voy lo primero al mostrador y le pido a la enfermera que me cure lo más rápido posible a Cyndaquil, aprovechando también para dejarle a Bellsprout para tener a ambos a tope. Voy a la máquina y para mí saco un chocolate caliente, el percance con el Aipom me ha dejado algo destemplada. Me acerco a Aysha y me siento junto a ella.

- ¿Cómo estás? - pregunto con preocupación poniendo una mano en su espalda para acariciársela. Es lo que suele hacerme ella cuando tengo algún momento malo o estoy nerviosa por alguna razón. - Ese Aipom nos la ha jugado, eh... - miro hacia las enfermeras. - No creo que tengan problemas en ponernos los pokémon bien otra vez.

Puedo notar la preocupación y los nervios en la voz de Aysha, en absoluto la puedo culpar después de lo que ha pasado. Apoyo mi cabeza en su brazo y suspiro. Ese monstruo infernal también ha debilitado a mi Cyndaquil, aunque éste pudo vencerle justo antes. La verdad que no pensaba que nuestras primeras batallas fuesen a ser tan duras, pensaba que iba a ser más fácil, que pasaríamos por encima de todo aquel que se nos pusiese delante, porque somos Aysha e Izz, siempre hemos hecho lo que hemos querido y siempre nos ha ido bien -sin romper las normas... habitualmente-. Sin embargo, éste había sido un golpe contra la dura realidad, un golpe contra lo que nos vamos a encontrar de aquí al futuro. Nos va a permitir aprender que en realidad no es todo tan fácil, que hay que esforzarse mucho para lograr las cosas. Y las vamos a lograr, de eso estoy muy segura.


- ¡Ey! ¡No digas eso! - digo levantando la cabeza de su brazo para mirarla. - El vínculo es fuerte, es sólo que no esperábais -nadie esperaba- que ese Aipom fuese a ser tan fuerte, no puedes culparte por ello. Lo has hecho bien. Yo porque tenía ventaja sobre el Bellsprout... - no puedo evitar mirar hacia el mostrador. - Ese pokémon era un rebelde, Aysh, no creo que se dejase domar por nadie. - tomo un sorbo del chocolate - Cyn también fue debilitado, pero en el último golpe también logró acabar con el Aipom, tuvimos suerte... - me muerdo el labio mientras muevo la cucharilla en el chocolate con movimientos nerviosos. - Las enfermeras son muy buenas, enseguida los tendremos otra vez con nosotros.

- Los pokémon siempre tienen miedo al principio, es normal... - me encojo de hombros - Y más teniendo en cuenta cómo lo pasó Eevee al principio, antes de que le encontrases no lo había pasado nada bien... - chasqueo la lengua mirándola - Fue una suerte para ella encontrarte, no quiero imaginarme qué hubiese pasado si no hubieses estado ahí. - agarro a Aysh de una mano y se la aprieto en señal de cordialidad. Intento transmitirle fuerzas, decirle que lo ha hecho bien, aunque sé que le va a costar creerlo después de todo por lo que ha pasado.

Doy otro tago de mi chocolate antes de que haga la broma del agua. La verdad que si llega a salir un pokémon de agua estaríamos ambas muy mal, suerte que hemos nacido en una ciudad de interior y no tendremos que ocuparnos de pokémon de tipo agua hasta dentro de un tiempo... Al menos ahora tengo a Bells, que puede compensar la debilidad de Cyn contra el agua. Antes de poder contestar a su broma veo que alza la mirada y sonríe, antes de que me lo diga sé que están diciendo que ya están preparados los pokémon para que nos los llevemos. Doy un largo trago al chocolate acabándomelo -y dejándome un 'bigote' de chocolate sin darme cuenta- y me levanto junto a Aysh.

- ¿Mote? - le pregunto frunciendo el ceño. La verdad que ni lo he llegado a pensar, pero si a Cyndaquil le llamo Cyn... - Bells, supongo que le llamaré Bells, me parece que es un nombre apropiado para ella, ¿no? - le digo siguiéndola hasta el mostrador donde recibimos a nuestros pokémons en sus pokéballs -al parecer tienen que curarlos así-, lo primero es tomar en mi mano la pokéball de Cyn y dejarle salir. - ¿Ya estás bien? - le digo sonriendo y él da un saltito dejándome claro que sí que lo está. Me agacho para ofrecerle una mano y que se suba encima de mí, cuando se apoya en mi hombro miro hacia Aysha. - Vamos, estos sitios me dan mal rollo... - a saber cuántos pokémon han podido morir aquí, como haya fantasmas...

Izz supo alegrarme el día. Era cierto que el Eevee había sido abandonado y, por el trato que pareció haber recibido, no debían de haberle querido mucho antes.
Además, para colmo, acabó con un bigote de chocolate que yo, ejerciendo de la madre que habíamos dejado atrás, le limpié con una servilleta, sosteniéndole la barbilla para que no se retorciera demasiado. Al terminar le guiñé un ojo, divertida.
- Bells es muy bonito, se nota que te gusta acortar los nombres- Bromeo. La verdad es que calculo que es por eso que Eevee no tiene un mote. O un mote fijo. Eevee es debilucha, vaga, pesada... todos los adjetivos con los que puedo calificarla acaban convirtiéndose en un nombre para ella, aunque solo sea durante cinco minutos hasta que se me ocurre otro adjetivo que la describe mejor. O Eevee, resulta sorprendente, pero a veces también la llamo Eevee.
Casi no pude contener la emoción al ver la pokéball de Eevee temblar. Odiaba estar ahí dentro, pero creo que no se atrevía a escaparse por sí sola. Puede que temiera no estar a mi lado. Sin dejarla en dudas más tiempo, cogí la esfera con mi mano y apreté el botón para que pudiera salir sin miedo. Saltó sobre mí y tuve poco tiempo para poner a tope mis reflejos y rodearla con los brazos, cariñosa. Ver que seguía sin perder la fe en mí me animó más que las palabras de Izz, pese a que había sabido reconfortarme muy bien.
Agradecí a las enfermeras su gran trabajo y di la vuelta, viendo como Izz ya estaba inquieta. No sé por qué odia tanto los fantasmas si vivmos al lado de una torre quemada por tres pokémons legendarios. Podría temer al fuego, al rayo o al agua, pero no, decide temer a los fantasmas, de los que por cierto, no hay señales de aparición en los restos de la torre quemada...
Tengo una hermana peculiar.
- Está bien... ¿A dónde quieres ir ahora? Estaría bien quedarnos unos días por aquí para entrenar, ¿no? y tal vez podríamos pasar por el laboratorio pokémon, creo que está cerca...- Me pareció conveniente pasar, muchos jóvenes recibían allí su primer pokémon y decían que las lecciones que daban eran buenas, tal vez podía aprender un poco más de ellos.

- Es la forma más fácil de crear motes - digo encogiéndome de hombros, como si buscase quitarme méritos o quitarle importancia al hecho de que siempre ande poniendo motes y abreviaturas a los nombres. Menos con Eevee, Eevee no se puede acortar, en todo caos seŕia ampliar el nombre y eso sería bastante estúpido.

Me sonrojo un poco cuando Aysha me agarra y me quita el chocolate que me había manchado, podría simplemente habérmelo dicho, esto es un poco vergonzoso... Veo por fin sonreír de verdad a mi hermana cuando recupera al Eevee en perfecto estado, que salta sobre ella. En eso yo tengo más suerte, su Eevee es mucho más grande y estoy segura de que si saltase sobre mí, me tiraría al suelo. Con Cyndaquil no existe ese problema.

- Sí, tenemos que entrenar para que no nos vuelva a pasar esto... - acaricio la cabeza de Cyn con la mano contraria al hombro en el que está apoyado. - ¿El laboratorio Pokémon? Está bastante lejos, en Pueblo Primavera, habría que cruzar varias rutas y creo que Ciudad Cerezo... - me quedo pensativa y le sonrío - Creo que deberíamos ir más poco a poco, sin adentrarnos mucho en los sitios para poder volver al Centro Pokémon siempr que lo necesitemos hasta que nuestros pokémon cojan más fuerza.

Hice una pausa cuando Izz me explicó la distancia a la que estábamos, mirando un mapa que estaba en una pared del centro pokémon.
¿Pero yo en qué estaba pensando? Mi hermana tenía razón, evidentemente, y yo tenía una orientación pésima.
-Vale, estaba yo ida. Creí que estaba más cerca... Ya iremos para allá entonces- Agradezco de verdad que mi hermana sea tan buena con los mapas, porque si por mi fuera, habríamos acabado en Kanto, estoy segura.-Está bien, vayamos entonces a los alrededores, a ver qué nos encontramos- Sonreí, mirando un camino que no sabía a dónde llevaba.- Sigamos ese camino, seguro que nos encontramos algo interesante.
No esperé nada más, simplemente arrastré a Izz a los árboles que me habían llamado como si hubiera algo en ellos, adentrándonos en una zona sombría.
- Se parece mucho a los bosques alrededor de Malva, ¿no crees?- Murmuré, mirando alrededor. Si cerraba los ojos no, se notaba la diferencia en el ambiete, era como un clima más seco, y las flores no eran las mismas, pero sin embargo si abría los ojos, las diferencias parecían disminuir.
Me sobresalté, escuchando algo en la distancia, y apreté un poco la mano de Izz, que no había llegado a soltar desde que comencé a arrastrarla por el bosque.

- Sólo espero que los pokémon que nos salgan aquí sean menos agresivos... - digo sonriendo antes de ver cómo ella se ponía en tensión, como consecuencia apretaba más mi mano haciendo, también, que yo me pusiese en tensión. De nuevo dos Pokémon, un togepi (eso es raro) y un Heracross. Claramente yo tengo que ir a por el pokémon bicho, tengo ventaja, aunque me da mucho asco. Espero que no se acerque demasiado a mí... - ¡Cyn! ¡Ascuas!

No agradecería a Izz lo suficiente el que me dejara encargarme del Togepi, sobre todo porque el Heracross seguramente habría acabado con mi Eevee en un santiamén. Ella era tipo normal, y Heracross tenía ventaja al ser del tipo bicho. Era algo a tener en cuenta antes de meterse un combate, y meditar las oportunidades tampoco estaba mal.
Me giré el tiempo suficiente para ver a Izz mirar con algo de repulsión al Heracross, pobrecita, no es que sea muy amistoso, la verdad es que resulta intimidante, pese a que siempre se nos ha dicho que no juzguemos a los pokémon por su cubierta.
Eevee me miraba casi impaciente cuando vio a Cyndaquil enfrentarse al Heracross, sabiendo que ella también iba a entrar en combate.
Me mordí el labio inferior, buscando una especie de excusa para no hacerlo, temiendo tener que volver corriendo al centro pokémon...
Pero no había ninguna, y la verdad, tampoco quería crear una. Confiaba en Eevee, podríamos hacerlo.
- Está bien... Comienza con Rapidez- Murmuré. Eevee asintió, encarando al Togepi.
Solo esperaba no hacerle demasiado daño, era un pokémon adorable.

PV. 50 Vs PV. 50

- ¡Ay! - grito yo como si me hubiese atacado a mí en vez de a Cyn. El Heracross es rápido, había conseguido esquivar el ataque de Cyn e incluso había sido capaz de impactar contra él en su contraataque, por suerte no ha sido demasiado fuerte. Me muerdo el labio pensando qué hacer. Tengo que seguir lanzando hechizos de fuego, es lo más inteligente contra un pokémon de tipo bicho, tienen debilidad... ¡Vamos, Izz, reacciona! - ¡Ascuas otra vez! ¡Asegúrate de darle!

El ataque rapidez alcanzó de lleno al Togepi, quien, en un primer instante, creí que no iba a contrarrestar.
-Bueno Eevee, prueba ahora con un ataque rápido...- Comenté, ilusionada al ver al pokémon tan activo.
Pero entonces me detuve, dándome cuenta de un detalle que había pasado desapercibido.
Togepi estaba usando metrónomo.
Solté un chillido ahogado, intentando detener y advertir a Eevee antes de que fuera tarde.
Por suerte, el ataque no fue muy eficiente, cuando Togepi se puso de acuerdo y abrió los ojos, lo único que hizo fue lanzar un mordisco.
Sonreí, aliviada, al ver que los daños no eran excesivos.
-Ten cuidado a partir de ahora Eevee, puede que Togepi ataque cuando menos te lo esperes
Eevee asintió, dispuesta a usar ataque rápido.

PV. 40 Vs PV. 35

Si el ataque de Eevee fue potente, Metrónomo lo fue aún más.
Su ataque hizo temblar el suelo tanto que me costó mantenerme en pie, haciendo que Eevee sí acabase en el suelo. Me preocupé y, con el corazón en un puño, busqué la pokéball en mi bolso. Togepi (y Eevee) estaba débil, no aguantaría un golpe más y era la mejor oportunidad para capturarlo sin llegar a debilitarlo. Seguía nerviosa tras el último chasco, pese a lo bien que había comenzado este combate.
Miré a Izz unos segundos antes de lanzar, tal vez esperando que ella me infundiera fuerzas, o suerte, o algo.
-¡Has hecho un buen trabajo, Eevee- Comenté, animando a la criatura.
Apunté y, sin pensármelo dos veces, lancé la pokéball.
Ahora era mi turno.

PV. 15 Vs PV. 15

El lanzallamas fue letal y el Heracross cayó al suelo derrotado, debilitado. Una sonrisa se muestra en mi rostro; dos peleas, dos victorias. Atraigo a Cyn a mí y le doy un fuerte abrazo, sintiendo que una parte de mi camiseta se quema con el fuego de su espalda, pero me da igual, estoy feliz después de lo que está sucediendo y lo bien que nos están funcionando las cosas hasta el momento. Me giro para mirar a Aysha y veo que lanza la pokéball para intentar atrapar al Togepi con el que estaba luchando. Me quedo tensa un instante y, tanto Cyn como yo, nos quedamos mirando lo que ocurre, casi sin respirar, hasta que la pokéball deja de moverse, signo de que el pokémon ha sido capturado.

- ¡Bien! - grito entusiasmada y me acerco a ella, para abrazarla, cuando tiene la pokéball ya en su mano, pero me detiene y me la ofrece... ¡Me quiere regalar a Togepi! - ¿En serio? - pregunto con emoción, ante su asentimiento agarro la pokéball y sonrío. - ¡Eres la mejor del mundo! - ahora sí la abrazo fuerte y le doy un beso en la mejilla. Me podría quedar abrazada a ella toda la vida sin dudarlo.