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Conociendo a mi rival {Priv. Serena}
2 participantes
:: Regiones :: Kanto :: Ciudad Plateada
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Conociendo a mi rival {Priv. Serena}
La verdad era que ni se esperaba cambiar de región tan pronto como lo había hecho. A penas unas semanas de su viaje y listo. Le daba algo de miedo pero la oportunidad había sido tan repentina que simplemente no pudo rechazarla en su momento. Ahora sí que estaba lejos de casa, se preguntaba si su familia estaría preocupada pero cada vez que veía su móvil y no hallaba señales de un intento de comunicación, suspiraba y lo dejaba de lado. Ya se lo imaginaba, de todas formas.
En fin, había llegado el día anterior. Menos mal el Centro Pokémon estaba disponible porque si no no sabría dónde habría pasado la noche. Se veía algo alterado y la parte ennegrecida inferior a sus ojos reflejaba que no durmió lo suficiente. Estar en otra región era todo un desafío para su persona. La mañana ya había pasado y al medio día su estómago comenzó a rugir. Sus suministros se habían acabado con el tiempo y había tenido que vivir de bayas encontradas por el camino. Más de alguna vez se había enfermado, ahora no tenía nada, estaba él y sus tres pokémon que parecían un buen aperitivo en tiempos desesperados.
Caminaba sin rumbo por Ciudad Plateada, no tenía energía para nada más que andar a paso de tortuga y picotear una baya pequeña que había encontrado al fondo de su mochila. “Salir con 3000 pokeyenes, ¿en qué estaba pensando?” se preguntó mientras observaba lo que le quedaba. No quería gastarlo en comida, lo encontraba innecesario y luego no le quedaría para pokebolas y cosas semejantes (sus prioridades están algo cambiadas, al parecer).
Refunfuñando pateó una caja de cigarrillos que había en el suelo. Por gracia divina o por mera suerte, en este habían ocultos un par de billetes que juntos sumaban más de $2000. En seguida los recogió, esperando que nadie le viese juzgándolo como un mísero mendigo.
Se dirigió a la tienda más cercana, ni si quiera pensaba en racionarlo ni nada y al poco tiempo se le vio saliendo cargado a más no poder con tres bolsas de papel. ¿Cómo iba a meter todo eso dentro de su mochila? Todo un misterio. La ciudad parecía llenarse al ser la hora del almuerzo y Victor buscó impaciente un lugar donde organizar y merendar tranquilo. Iba tan despreocupado de su entorno (y las bolsas no lo dejaban ver muy bien) que terminó chocando con alguien. Era un poco más baja que él pero el impacto hizo que igualmente algunas cosas terminaran en el suelo.
-L… Lo siento, no era mi intención -se disculpó mientras se agachaba a recoger lo que se había caído, aunque cuanto más recogía más se caían y la escena en sí era bastante patética. Podría haber sacado a alguno de sus pokémon para que le ayudaran, pero su mente ya estaba saturada. Sólo esperaba que la extraña no se enojara.
En fin, había llegado el día anterior. Menos mal el Centro Pokémon estaba disponible porque si no no sabría dónde habría pasado la noche. Se veía algo alterado y la parte ennegrecida inferior a sus ojos reflejaba que no durmió lo suficiente. Estar en otra región era todo un desafío para su persona. La mañana ya había pasado y al medio día su estómago comenzó a rugir. Sus suministros se habían acabado con el tiempo y había tenido que vivir de bayas encontradas por el camino. Más de alguna vez se había enfermado, ahora no tenía nada, estaba él y sus tres pokémon que parecían un buen aperitivo en tiempos desesperados.
Caminaba sin rumbo por Ciudad Plateada, no tenía energía para nada más que andar a paso de tortuga y picotear una baya pequeña que había encontrado al fondo de su mochila. “Salir con 3000 pokeyenes, ¿en qué estaba pensando?” se preguntó mientras observaba lo que le quedaba. No quería gastarlo en comida, lo encontraba innecesario y luego no le quedaría para pokebolas y cosas semejantes (sus prioridades están algo cambiadas, al parecer).
Refunfuñando pateó una caja de cigarrillos que había en el suelo. Por gracia divina o por mera suerte, en este habían ocultos un par de billetes que juntos sumaban más de $2000. En seguida los recogió, esperando que nadie le viese juzgándolo como un mísero mendigo.
Se dirigió a la tienda más cercana, ni si quiera pensaba en racionarlo ni nada y al poco tiempo se le vio saliendo cargado a más no poder con tres bolsas de papel. ¿Cómo iba a meter todo eso dentro de su mochila? Todo un misterio. La ciudad parecía llenarse al ser la hora del almuerzo y Victor buscó impaciente un lugar donde organizar y merendar tranquilo. Iba tan despreocupado de su entorno (y las bolsas no lo dejaban ver muy bien) que terminó chocando con alguien. Era un poco más baja que él pero el impacto hizo que igualmente algunas cosas terminaran en el suelo.
-L… Lo siento, no era mi intención -se disculpó mientras se agachaba a recoger lo que se había caído, aunque cuanto más recogía más se caían y la escena en sí era bastante patética. Podría haber sacado a alguno de sus pokémon para que le ayudaran, pero su mente ya estaba saturada. Sólo esperaba que la extraña no se enojara.
Victor Schrader- Coordinador
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Mensajes : 215
Fecha de nacimiento : 11/01/1995
Ficha del Personaje
Dinero:: $0 Pokéyenes.
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Re: Conociendo a mi rival {Priv. Serena}
Serena había decidido pasear un poco mientras su hermana dormía plácidamente en la posada donde se hospedaban. Ciudad Plateada era bastante bonita, y le llamaba bastante la atención lo que se encontraba por ahí. Mientras paseaba, había bastante gente paseando por las calles y eso le animaba.
Aunque su mirada fría nadie la quitaba de su cara, los únicos momentos en los que se permitía sonreír era cuando estaba con Lyra. En su camino encontró una tienda de ropa que se notaba bastante linda, lo bueno era que aún tenían bastante dinero y podría permitirse una blusa… ¡Sólo una!
No, no, se dijo. Debía ahorrar, no podía andar gastando dinero en ropa en cada ciudad que visitaba… Pero era tan… ¡No! Cerró sus ojos, decidiendo alejarse de aquel lugar que la tentaba demasiado.
En su caminata se dio cuenta que ya era hora de almorzar, Lyra ya debía estar despierta y no podía dejarla sola tanto tiempo en el hotel, aunque lo más seguro es que ya hubiera comido… con un pequeño suspiro giró sus pies para regresarse a la posada. Bajó su mirada al suelo, pensando en lo que había dejado en la ciudad donde vivía con sus padres, pero eso no podía llamarle familia, que te obligaran a seguir lo que según era el “destino” no era justo, cada quien debía elegir lo que debía hacer…
Chocó repentinamente con un extraño, cuando se fijó había tirado las bolsas que éste traía, un poco de remordimiento le llenó porque ella estaba distraída mientras él pobre muchacho cargaba muchas cosas. Sin embargo, éste se disculpó para luego agacharse y como muerto de hambre empezó a recoger todas sus cosas, era bastante extraño. Entrecerró los ojos suspirando, ella hizo lo mismo dándole un poco de ayuda, después de todo Serena no se había fijado en el camino como debió haber hecho.
—No te preocupes —dijo indiferente—. Cargando tantas bolsas podría ser normal.
Terminando le entregó lo que había recogido, y mientras le miraba bien notó que sus ojos eran bastantes curiosos, unos ojos escarlatas no se observaba todos los días, además él se vestía con ropa bastante bonita. Serena miraba con atención disimulada la ropa que parecía de buena calidad, pensaba…
—Llevas bastantes bolsas, ¿no tienes pokémon para ayudarte? —preguntó curiosa—. Si tienes deberías decirles, así no te tropezarías con los demás.
Se quedó en silencio por un rato, pero tenía que preguntarle, era inevitable, además de que le picaba saber su respuesta.
—¿Dónde compraste tu ropa? Es que se ve bastante linda, además de que la combinaste bien…
Apenas le respondiera, una despedida y a correr con Lyra, o al menos ese era el plan de Serena.
Aunque su mirada fría nadie la quitaba de su cara, los únicos momentos en los que se permitía sonreír era cuando estaba con Lyra. En su camino encontró una tienda de ropa que se notaba bastante linda, lo bueno era que aún tenían bastante dinero y podría permitirse una blusa… ¡Sólo una!
No, no, se dijo. Debía ahorrar, no podía andar gastando dinero en ropa en cada ciudad que visitaba… Pero era tan… ¡No! Cerró sus ojos, decidiendo alejarse de aquel lugar que la tentaba demasiado.
En su caminata se dio cuenta que ya era hora de almorzar, Lyra ya debía estar despierta y no podía dejarla sola tanto tiempo en el hotel, aunque lo más seguro es que ya hubiera comido… con un pequeño suspiro giró sus pies para regresarse a la posada. Bajó su mirada al suelo, pensando en lo que había dejado en la ciudad donde vivía con sus padres, pero eso no podía llamarle familia, que te obligaran a seguir lo que según era el “destino” no era justo, cada quien debía elegir lo que debía hacer…
Chocó repentinamente con un extraño, cuando se fijó había tirado las bolsas que éste traía, un poco de remordimiento le llenó porque ella estaba distraída mientras él pobre muchacho cargaba muchas cosas. Sin embargo, éste se disculpó para luego agacharse y como muerto de hambre empezó a recoger todas sus cosas, era bastante extraño. Entrecerró los ojos suspirando, ella hizo lo mismo dándole un poco de ayuda, después de todo Serena no se había fijado en el camino como debió haber hecho.
—No te preocupes —dijo indiferente—. Cargando tantas bolsas podría ser normal.
Terminando le entregó lo que había recogido, y mientras le miraba bien notó que sus ojos eran bastantes curiosos, unos ojos escarlatas no se observaba todos los días, además él se vestía con ropa bastante bonita. Serena miraba con atención disimulada la ropa que parecía de buena calidad, pensaba…
—Llevas bastantes bolsas, ¿no tienes pokémon para ayudarte? —preguntó curiosa—. Si tienes deberías decirles, así no te tropezarías con los demás.
Se quedó en silencio por un rato, pero tenía que preguntarle, era inevitable, además de que le picaba saber su respuesta.
—¿Dónde compraste tu ropa? Es que se ve bastante linda, además de que la combinaste bien…
Apenas le respondiera, una despedida y a correr con Lyra, o al menos ese era el plan de Serena.
Serena Di Fiori- Coordinadora
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Mensajes : 56
Fecha de nacimiento : 20/04/1996
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